viernes, junio 24, 2011

Boicot!


Confieso que practico un boicot sordo, constante e inútil a Telecinco, al cine español, a Eroski, a Intereconomía, a la Generalitat, a los productos ecológicos, a la cerveza sin alcohol, a la Fórmula 1, a Giorgie Dann, a los anuncios de Estrella, a Björk, al whisky con Cocacola, al carpaccio, al melón y a China.

sábado, junio 18, 2011

La violencia inútil


El otro día, en la incomodísima butaca del avión, dándole vueltas al asunto, me di cuenta: todo esto, como explica Primo Levi (él en referencia a la época nazi, yo al trato que se dispensa en aviones y aeropuertos) es violencia inútil. En el capítulo 5 de Los Hundidos y los salvados lo explica:

"Ahora bien, yo creo que los doce años hitlerianos han compartido su violencia con muchos otros especios-tiempos de la historia, pero se han caracterizado por una generalizada violencia inútil, que ha sido un fin en sí mismo, que ha estado dirigida exclusivamente a causar dolor; a veces con un propósito determinado pero siempre redundante, fuera de toda proporción del propósito mismo".

Exactamente lo mismo que el sistema aereoportuario.

Levi menciona varios ejemplos de esta violencia inútil:

"Las autoridades alemanas, para un viaje que podía durar dos semanas (el caso de los judíos deportados de Salónica) no propocionaba literalmente nada: ni víveres, ni agua, ni esteras o paja para colocar sobre el suelo de madera, ni recipientes para las necesidades corporales, y ni siquiera se preocupaban de advertir a las autoridades locales o a los dirigentes (cuando existían) de los campos de concentración que proveyesen algunos de dichos elementos. Un aviso no les habría costado nada: pero precisamente esa negligencia sistemática se resolvía con una crueldad inútil, con una deliberdad creación de dolor que era un fin en sí misma".

"...la ofensa al pudor representaba, por lo menos al principio, una parte importante del conjunto de los sufrimientos. No era fácil ni era indoloro habituarse a la enorme letrina colectiva, a los horarios escasos y obligatorios, a la presencia, delante de uno, del aspirante a la sucesión: de pie, impaciente, a veces suplicando, otras prepotente, insistiendo cada diez segundos : Hast du gemacht? (¿Todavia no has terminado?). Pero pocas semanas más tarde la incomodidad se había atenuado hasta desaparecer; se arraigaba (aunque no para todos!) la costumbre, lo cual es una manera caritativa de decir que la transformación de los seres humanos en animales iba por buen camino.

No creo que esta tranformación hubiese sido planificada ni formulada claramente en ningún nivel de la jerarquía fascista... Era la consecuencia lógica del sistema: un régimen inhumano difunde y extiende su inhumanidad en todas direcciones y especialmente hacia abajo; a menos que haya resistencias o temperamentos excepcionales, corrompe tanto a las víctimas como a sus victimarios. La crueldad innecesaria del pudor violado condicionaba la existencia de todos los Lager."

"Semejante al apremio de los excrementos era el apremio de la desnudez. Al Lager se entraba desnudo; incluso más que desnudo, privado no sólo de los vestidos y de los zapatos (que eran confiscados) sino también del cabello de todo vello. Lo mismo se hace, o se hacía, el entrar en un cuartel, es cierto, pero aquí el afeitado era total y semanal, y la desuduez pública y colectiva era una cosas repetida, característica y llena de significado. Era también una violencia con algunos visos de necesidad (está claro que hay que desnudarse para ducharse o para las revisiones médicas) pero ofensiva por su repetición inútil."

Levi cita más vejaciones, claro: el acto de pasar lista cuando llovía o nevaba y el frio era intenso ("duraba por lo menos una hora, per podía ser dos o tres si la cuenta no salía; ya hasta veinticuatro horas o más si había sospecha de evasión"), el orden maníaco (los castigos públicos y feroces por hacerse mal la cama), el tatuaje (el número de matrícula no sólo se cosía en la ropa sino que se tatuaba en el antebrazo izquierdo), etc.

La conclusión es evidente: "Todo induce a pensar que, bajo el Tercer Reich, la mejor elección, la elección impuesta desde arriba, era la que llevaba consigo la mayor aflicción, las maxima carga de sufrimiento físico y moral. El enemigo no sólo debía morir sino morir en el tormento".

Pues eso.


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